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La Tecnología y la Obsolescencia

martes, 14 de junio de 2016

La Tecnología y la Obsolescencia


¿Qué es la Obsolescencia?

Aunque no lo sepamos, la obsolescencia forma parte de nuestras vidas.
Algo obsoleto es algo anticuado, pasado de moda, superado, olvidado.
Es más, nosotros mismos, en algún momento de la vida llegaremos a ser considerados obsoletos (Jubilación).
La Tecnología ha avanzado tanto últimamente, que el tiempo de considerar algo obsoleto ha pasado de unos años a simplemente unos meses (o puede que incluso menos).
Incluso existe algo llamado obsolescencia programada, en la que los fabricantes sacan al mercado un producto, calculando el tiempo en el que empezará a fallar para así tener preparado un producto más nuevo con dichos fallos corregidos o mejores prestaciones.
El IBM Pc que aparece en la imagen que encabeza este post, es el primer ordenador que tuve.
Fue un regalo pero no comprado para mí, sino heredado del padre de quien entonces era mi novia.
Se habían comprado uno con un Pentium 286, por lo que el de la imagen ya había quedado obsoleto hacía ya varios años.
Yo por aquel entonces no tenía mucha idea de Informática (aunque tenía curiosidad, pero pensaba que no disponía de una mente privilegiada como para poderla manejar con soltura) y sólo lo utilizaba para jugar.
El destino quiso que mi novia formateara el disco duro por error y yo entonces empezara a estudiar MS-DOS para intentar evitar que volviera a suceder algo parecido.
Hasta que empecé a trabajar y pude comprarme mi propio ordenador con el dinero obtenido, tuve que aceptar el tener que utilizar computadoras heredadas.
La única forma de que una persona no quede obsoleta, ya sea en su entorno o en su trabajo, es seguir estudiando y adaptarse a las novedades que puedan surgir.
En cuanto a la Tecnología, si tienes un ordenador o un smartphone recién comprado y con lo último,  de aquí a pocos meses saldrá una versión superior con más prestaciones.
Irán más rápidos, llevarán mejores componentes, tal vez una versión nueva de su sistema operativo.
Pasado más tiempo, dejará de obtener soporte, actualizaciones y cada vez te será más difícil encontrar los componentes que utiliza, hasta tal punto de tener que llegar un día a adquirirlos de segunda mano o buscarlos en mercadillos donde tengan antigüallas.
Al final, por mucho que te resistas, acabarás comprando un modelo más nuevo, más acorde con los tiempos que corren.
Porque acabará por fallar tantas veces, que te hartarás de repararlo o llegará un día en el que ya no tenga remedio.
Y, como dije anteriormente, la obsolescencia cada vez avanza más rápidamente, lo cual es muy bueno para los fabricantes.
Por poner un ejemplo, mi smartphone es un Sony Xperia Mini Pro 2, el cual ya lleva unos años obsoleto.
Su versión de Android es la 4.0.4 y oficialmente, no puedo actualizarlo a una versión más actual, ni siquiera a una superior a la mía.
La resolución de su cámara en fotos es de 5 Megapíxels, cuando ahora suelen ser habituales las de 13 e incluso más.
En vídeo, sólo graba en 1080x720, cuando ya existe el 4K.
Si voy al Google Play Store para descargarme e instalarle aplicaciones, algunas ya no funcionan con su versión de Android, por lo que no puedo disfrutar de las mejoras que han ido apareciendo gracias a las nuevas versiones tanto de software como de hardware.
Todavía recuerdo la primera cámara de fotos digital que vi.
Era la Sony Mavica MVC-FD5 y guardaba las fotos capturadas en un diskette de 3.5 pulgadas.
Cabían muy pocas fotos y no tenía autofocus ni zoom.
Por supuesto, luego fueron saliendo versiones superiores y la llegada de las tarjetas digitales supuso un avance muy importante en cuanto a almacenamiento en este tipo de aparatos.
Mi primera cámara digital, la Creative PC-CAM 600, no llevaba almacenamiento externo.
Era una webcam a la que, añadiéndole un par de pilas, podías convertirla en portátil para poder realizar fotos sin tener que estar conectada a un Pc.
Y ya que hablamos también de ordenadores y almacenamiento externo, primero existieron los diskettes de 5 1/4, luego los citados de 3.5", más tarde las unidades ZIP, luego los CD's, los DVD's y los pendrives y ahora existe el Blue-Ray, aunque aún convive con los pendrives, puesto que estos últimos son mucho más pequeños y portables, lo que les hace mucho más utilizables y muchos aparatos modernos cuentan con entradas USB donde poder conectarlos.
Estos pendrives ahora cuentan con varios Gigabytes de memoria, pero yo aún conservo uno de 128 Mb simplemente porque aún funciona, aunque no sea mucho lo que pueda guardar en él dependiendo del tamaño de la imagen, ejecutable, archivo comprimido, documento de texto, etc.

Bueno, hasta aquí el post. Voy a seguir estudiando, que no quiero quedarme obsoleto xD

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